Muchas veces los padres piensan que si su hijo no presenta fiebre, tos, dolor u otros síntomas visibles, no es necesario llevarlo al pediatra. Sin embargo, las visitas de control son una parte fundamental del cuidado infantil y forman la base de una buena salud a lo largo de la vida.

¿Qué se revisa en una visita de control?
En estas consultas no solo se evalúa si el niño está enfermo, sino que se realiza un seguimiento completo de su desarrollo:
- Crecimiento: peso, talla e índice de masa corporal en comparación con los percentiles de referencia.
- Desarrollo psicomotor: lenguaje, habilidades motoras, sociales y cognitivas.
- Alimentación y hábitos: recomendaciones para una dieta adecuada, actividad física y sueño.
- Vacunas: verificación y actualización del esquema de inmunizaciones.
- Prevención: identificación temprana de problemas de visión, audición, postura o aprendizaje.
Beneficios de las consultas de control
- Detectar a tiempo cualquier condición que no siempre presenta síntomas evidentes.
- Guiar a los padres en cada etapa de la crianza.
- Prevenir complicaciones futuras mediante recomendaciones personalizadas.
- Generar confianza entre el pediatra, el niño y la familia.
Incluso cuando el niño “parece estar bien”, estas visitas son una oportunidad para reforzar su bienestar y asegurar que su crecimiento sea sano, fuerte y equilibrado.
Acompañamiento constante
En pediatría, prevenir siempre es mejor que curar. Por eso, invitamos a todas las familias a mantener al día las consultas de control y a verlas como un espacio de apoyo, orientación y tranquilidad.
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