No es nada nuevo que el sueño es fundamental para la salud de cualquier persona, pero todavía tiene más importancia para los bebés y niños. El sueño permite restablecer las funciones físicas y psicológicas esenciales para su desarrollo físico y emocional. También les ayuda a tener una mejor actitud o comportamiento, y a estar de mejor humor y menos irritables. Además, les ayuda a mejorar su capacidad de aprendizaje, lenguaje y memoria.
Desde pequeños, tenemos que ayudarlos a desarrollar buenos hábitos para dormir, inculcándoles una rutina que les permita tener una buena higiene del sueño. Solo de esta manera les aseguraremos un desarrollo físico, cognitivo y emocional saludable.
La American Academy of Sleep Medicine, AASM (La Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño) brinda pautas útiles sobre el tiempo que los niños necesitan para dormir en las diferentes etapas de su desarrollo. Tenga presente que estas cifras reflejan el total de horas de sueño en un periodo de 24 horas. Así que si su hijo o hija todavía toma siestas, tiene que tomar este tiempo en cuenta cuando sume las horas típicas que duerme.
Por qué es tan importante el sueño para los bebés y niños
Estos son solo algunos de los aspectos en los que el sueño les influye:
- El crecimiento físico. La hormona del crecimiento se segrega en mayor cantidad 1 hora después de iniciarse el sueño. Los niños que se despiertan mucho por la noche están en desventaja con respecto a los que duermen seguido durante más tiempo.
- El desarrollo emocional. El sueño es imprescindible para un adecuado desarrollo emocional, cognitivo y social. Durante el sueño se segregan proteínas y hormonas que ayudan a madurar el sistema nervioso y a favorecer el desarrollo neuronal.
- El comportamiento. Los niños que duermen bien se desenvuelven mejor y son menos propensos a problemas de conducta. Las rabietas, la falta de atención, la irritabilidad, la hiperactividad… pueden ser síntomas de un mal descanso.
- El aprendizaje y la memoria. El cerebro consolida la memoria a largo plazo durante la noche. Cuando descansan bien, los bebés tienen una mejor predisposición para el aprendizaje, aumenta su facilidad para hablar y la capacidad para asimilar el lenguaje.
- El rendimiento escolar. Los despertares frecuentes durante la noche suponen una disminución del rendimiento de los niños al día siguiente: sobre todo en actividades que exigen concentración y destreza.
- El sistema inmunitario y el metabolismo. El sueño refuerza la respuesta inmune innata, la primera línea ante las infecciones. Además, dormir bien previene desórdenes metabólicos como la obesidad infantil, y reduce el riesgo de desarrollar adicciones en la adolescencia.
La misma hora para despertarse, para las comidas, para la siesta y para jugar le ayudará a su niño a sentirse seguro y confortable y le ayudará a que la hora de dormir sea fácil. Para los niños pequeños, empiece pronto con una rutina nocturna tal como Cepillarse, Libro y Cama. Cerciórese de que la rutina nocturna que usa puede usarla en cualquier lugar, así puede ayudar a que su niño se duerme dondequiera que esté.
Ya decía mi abuela Ramona que los niños crecen cuando duermen y cuánta razón tenía!
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